Vale la pena detenerse un momento y reparar en ella. Es bastante esclarecedora del sentido de la vida.
Las necesidades humanas
Un rico comerciante visita a las comunidades indígenas del alto Orinoco y se horroriza cuando ve a uno de los indígenas, tumbado tranquilamente en su hamaca mascando tabaco.
– ¿Por qué no sales a pescar? – le pregunta.
– Porque ya he pescado bastante hoy – contesta el indígena.
– ¿Y, por qué no pescas más de lo que necesitas? – insiste el comerciante.
– ¿Y qué iba a hacer con ello? – pregunta a su vez el indio.
– Ganarías más dinero. De ese modo, podrías poner un motor fuera de borda en tu canoa. Entonces podrías llegar lejos en el río y pescar más peces. Y así ganarías lo sufciente para comprar una red de nylon. Con lo que obtendrías más pescado y más dinero. Pronto ganarías para tener dos canoas y hasta dos motores y más rápidos… Entonces serías rico como yo.
– ¿Y qué haría entonces? – preguntó de nuevo el indígena.
– Podrías sentarte y disfrutar de la vida – respondió el comerciante.
– ¿Y qué crees que estoy haciendo en este momento? – respondió satisfecho el indio.
Anthony de Mello, El Canto del Pájaro (1982).
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